Lunes,
30 de Diciembre de 2002
Grünerde
Gelblich
Tengo
miedo de no saber distinguirte
cuando
tope, si topo, contigo.
No
quisiera ver puesta de nuevo
mi
cordura a prueba
al
ver que prefieres
hablar
de maquillajes
antes
que escuchar poesía.
Que
si, que hay
un
momento para cada cosa
Aunque
para algunas cosas
haya
que evitar usar demasiados momentos.
Se
que serás tan mágica
que
ahora me quedaré
corto
soñándote
Ahora
de momento
solo
se que
estás
hecha de todas las personas
de
todas las calles.
Tengo
la certeza de que
vendrás
como un ser absoluto
a
desbordar el vaso de mi mundo
y
que desde entonces nos pasaremos la vida
chapoteando
en aquel maremoto como crías de pantera.
Recurro
a tu incertidumbre para divertirme,
o
para entristecerme si
estoy
tan alegre que tanta alegría
resulte
intolerable
Se
que algún día, en cualquier parte,
le
pondremos alas a las risas
y
las liberaremos como aves hacia el universo
que
haya más allá de lo que seamos.
Quisiera
que concluyéramos juntos
que
átomos y estrellas son lo mismo:
esferas,
que
tu y yo seamos solo sentidos
y
usemos el
cuerpo
nada más
que
como
madera
que alimente
la
hoguera donde
resolvamos
acoplarnos
Ojalá
encontrásemos una costurera
tan
diestra que fuera capaz de unirnos
los
cuerpos con hilo
cósmico,
invisible, irrompible,
para
que le perdiéramos el miedo
a
lo que pudiera ser
otro
posible olvido doloroso
y
así poder caminar,
sin
las reticencias típicas de los mortales.
Y
sobre todo, quisiera que
no
le pusiéramos nombre a nada de lo que pasara
porque
seria igual que vivir algo
que
ya otros hubieran vivido.
Debemos
construir juntos
Un
nuevo planeta dentro De este
Hasta
que nos crezca
Algún
órgano con el Que poder flotar
Hacia
los asteroides
Y
acampar ahí siempre.
Se
que propondrás
Borrar
de nuestros
Diccionarios
las palabras
Desconfianza
Y
Conveniencia
Se
que no dirás eso de que me quieres
Porque
estarás quedándote corta
Hay
una razón por la que quisiera
Dar
contigo en esta vida
Y
es porque
No
se
Si
en otras
Existirá París
O
Carnota
O
las Siete calles
O
ese café de Santiago donde imaginé
Que
llegabas y te sentabas a mi lado
Y
te comías mi caramelo
Y
yo te sonreía
O
los columpios de al lado de casa
Que
son escenarios que
Mi
aliento utiliza para jugar
Y
no desfallecer
Cada
bocado
Cada
molécula de oxigeno
Cada
carcajada
Son
un paso hacia ti
He
oído a muchos otros
Imaginar
a sus otras
No
así
Sino
a su manera
Pero
los veo como a mi
Igual
de perdidos
En
el magma de sensaciones
Sos,
sin haber aparecido,
Sin
que yo supiera ahora mismo reconocerte
Aun
teniéndote delante,
La
cuerdecilla fina
Que
cuelga entre
Des
Y
Esperanza,
El
chorro de agua helada
Que
uno devora de la fuente
Cuando
la realidad agarra
Por
los hombros y zarandea
Hasta
dejarle a uno
Inconsciente:
Esa
mano invisible que
Lo
levanta a uno cada
Vez
que tropieza y
Cae
después de,
Por
ejemplo,
Empuñar
un teléfono
Y
llamar a quien no se debe.
Es
curioso que
Aquel
día en la librería
Le
dijera al hombre de anteojos
Que
me diera ese lápiz y no ese otro
Porque
entonces supe de repente
Que
ahí era donde se almacenaba tu retrato
Latente
Hasta
que me diera por extenderlo sobre
El
blanco
Y
después resguardarlo del mundo
Para
poder entregártelo
Ese
día en que por fin
Tu
me llegues
O
Yo
te llegue
O
Nosotros
no lleguemos.